¿Por qué el erizo no teme a las víboras?


   El erizo (Erinaceinae) es un pequeño mamífero que merecería un poco más de aten­ción y respeto, dado el bien que hace a los cultivos y al hombre como destructor de insectos y devorador de víboras. Pero la ignorancia es la gran ene­miga de la civilización, y los cam­pesinos, en lugar de mostrarse agradecidos con los erizos por los servicios que les prestan, en cuanto ven alguno en los campos lo ma­tan como si fuera un animal dañino. Mejor sería que le dejaran vivir en paz, y hasta que favorecieran su difusión en los campos, porque el erizo caza ratones, insectos, gu­sanos y sobre todo víboras, sin te­mer para nada sus mordeduras. Se ha podido ver a erizos que se dejaban morder el hocico por las víboras y jugueteaban con ellas, tal como hacen los gatos con los ratones, antes de matarlas y tra­gárselas enteras.
   Es bien sabido que, cuando se sien­te amenazado, el erizo se apelotona y ofrece a su enemigo una impe­netrable barrera de púas que hacen desistir al atacante. Frente al hombre, el tímido erizo adopta también esta actitud, pero con un poco de paciencia se le puede domesticar sin excesivas di­ficultades.