Es bien sabido que, cuando se siente amenazado, el erizo se apelotona y ofrece a su enemigo una impenetrable barrera de púas que hacen desistir al atacante. Frente al hombre, el tímido erizo adopta también esta actitud, pero con un poco de paciencia se le puede domesticar sin excesivas dificultades.
¿Por qué el erizo no teme a las víboras?
Es bien sabido que, cuando se siente amenazado, el erizo se apelotona y ofrece a su enemigo una impenetrable barrera de púas que hacen desistir al atacante. Frente al hombre, el tímido erizo adopta también esta actitud, pero con un poco de paciencia se le puede domesticar sin excesivas dificultades.