Entre los misteriosos ardides de la naturaleza, se encuentra el fenómeno conocido como "meroquinosis", registrado para una sola familia de insectos casi microscópicos. Los pequeños seres son padres y madres antes de nacer. Son una especie de gorgojo que infecta los pastos y pertenecen a una familia que, casi única entre los insectos, da nacimiento a criaturas vivas. Casi todos los insectos ponen huevos, los que se depositan en grandes cantidades y son empollados desde fuera por el cuerpo de la madre. Luego, cada individuo pasa por una serie de metamorfosis —ninfa, larva, etc.—, hasta que alcanza su propia madurez reproductiva. Estos gorgojos de los pastos, sin embargo, nacen como animales completamente adultos. La hembra posee un saco que se hincha hasta que es unas 500 veces más grande que la medida original del cuerpo y que está lleno de huevos y de un fluido nutritivo. Dentro de este caso, los huevos crecen y la nueva generación pasa a través de todas las etapas ordinarias de la metamorfosis de los insectos. Finalmente, cuando han crecido hasta su tamaño natural, la madre muere, el saco se rompe y una multitud de nuevos gorgojos emerge.
Desde hace bastante tiempo, por lo tanto, los gorgojos han sido sorprendentes ejemplos de partenogénesis o reproducción asexual. Las hembras, aisladas tan pronto como nacen, dan nacimiento a grandes cantidades de insectos. La partenogénesis es común entre los animales inferiores, invariablemente, sin embargo, excepto en este caso único, todas las crías son de un mismo sexo. Las fámulas de gorgojos, de nacimientos supuestamente vírgenes, están constituidas por machos y hembras, en diferentes proporciones.