Recientemente, el Dr. von Fritsch ha descubierto que distintas variedades de abejas tienen lenguajes completamente diferentes, quizá tanto como el francés y el alemán; una variedad no puede saber lo que otra está discutiendo. Ha avanzado, incluso, un paso más —hasta el descubrimiento de que los insectos probablemente emiten sonidos que son inaudibles para el oído humano—. El zumbido que se escucha no es un medio de comunicación. "Hay indicaciones", dijo en un informe a la Fundación Rockefeller, "de que el sonido, probablemente supersónico, juega un rol importante en sus comunicaciones".
"Fisiológicamente sería interesante saber cómo calculan las distancias. Sus danzas indican con exactitud notable la distancia entre la colmena y el lugar donde se encuentran los alimentos. ¿Cómo se ajustan a las posiciones cambiantes del sol cuando lo usan como referencia? Aparentemente, tienen una excelente memoria para el tiempo, puesto que parecen saber que el sol, en determinados momentos, ocupará un cierto lugar en el cielo."