Los cocodrilos adultos se esconden en las aguas poco profundas del río a la espera de que otros animales acudan a la orilla para beber. Del agua sólo les sobresalen los ojos, para vigilar a las posibles presas, como pájaros, cebras e incluso ñus. Entonces salen del agua, atrapan a la presa con las mandíbulas y la arrastran al agua para matarla.
Los cocodrilos no pueden masticar, de modo que cortan a la presa, sacudiéndola y despedazándola con sus dientes. Nuevos dientes crecen para reemplazar los que se rompen o se pierden.