Los fósiles nos pueden enseñar mucho sobre plantas y animales que vivieron millones de años atrás. Así, juntando fósiles de huesos de dinosaurios, se ha averiguado cómo esos animales se desplazaban y cazaban. Gracias a los fósiles se puede saber cuándo murieron unos animales y cuando aparecieron otros. Además ayudan a a entender cómo se pasó en la Tierra de unos cuantos seres microscópicos a la gran variedad que existe actualmente.
Los fósiles se forman de diferentes maneras. Un animal, como un crustáceo muere, se hunde hasta el fondo del mar y queda cubierto de un sedimento fangoso. Al cabo de millones de años, el sedimento se convierte en roca. En el proceso, el cuerpo del animal se ha desintegrado y reemplazado por sustancias minerales, lo que ha dado lugar a una piedra con la forma del animal, un molde fósil.
Los fósiles más antiguos descubiertos tienen unos 3.500 millones de años y son también los más pequeños. Se trata de restos de bacterias, pequeños seres que formaban una especie de cieno en charcos y mares. Los fósiles sólidos más antiguos, como las conchas marinas, tienen unos 545 millones de años.