La vaca doméstica

   NUESTRA VACA DOMÉSTICA desciende del gigantesco uro o toro primitivo. De aquel antepasado, y probablemente de otros, provienen numerosas razas de bovinos. La formación de razas de determinadas características, realizada por selección a través de metódica e ininterrumpida mestización, ha dado como resultado la obtención de tipos especialmente aptos para determinada finalidad: carne, leche, etc.
   En América, no obstante haber habido, en tiempos prehistóricos, caballos, camellos, toros almizcleros, etc., tal fauna se había extinguido al llegar los conquistadores. Fueron estos, pues, quienes trajeron la mayoría de los animales domesticables, entre los cuales se contaron los vacunos.
   Ese ganado, de origen andaluz, se reprodujo extraordinariamente y, en muchas regiones de América del Sur y Central, ganá las llanuras y los bosques donde se hizo salvaje, como sucedió en la pampa argentina y en los llanos de Colombia y Venezuela (ganado cimarrón). Para mejorar las razas bovinas americanas, se las cruza con otras procedentes de Europa y Asia. Para obtener más leche, con razas suizas y holandesas; para obtener mas carne, con razas inglesas (Hereford, Aberdeen, Shorthorn). Y para mejor adaptación a climas tropicales, con el cebú de la India (Bos primigenius indicus).


ÓRGANOS INTERNOS DE LA VACA
   La característica más importante de la vaca es su aparato digestivo, adaptado a su específica manera de comer y digerir, es decir, la rumia. En la vista esquemática de su estómago se ilustra el recorrido del alimento a través de sus cuatro partes: la panza donde se acumula durante un tiempo la hierba ingerida; la redecilla donde la hierba se apelotona, y finalmente el libro y el cuajar.