Caracino Transparente

Caracino transparente (Pristella maxillaris)
Muchos pececillos tropicales de agua dulce son semi­transparentes, pero el caracino transparente lo es casi por completo; en países de lengua anglosajona se le ha llamado "pez de rayos X". En España también se le conoce como pez colorín. La vejiga natatoria y gran parte del esqueleto se aprecian a simple vista, pero el intestino y el estómago son opacos, y es semiopaca la parte posterior del cuerpo.

El caracino transparente llega a medir hasta 5 cm de longitud. El cuerpo es bastante alto y termina en una aleta caudal hendida. La primera aleta dorsal es alta, como también la aleta anal provista de am­plia base. La segunda dorsal es muy pequeña y las pélvicas y pectorales medianas. Aunque por lo gene­ral se describe el cuerpo como transparente, la verdad es que suele aparecer plateado a la luz reflejada. En otras ocasiones su tinte es ligeramente amarillo o ver­doso, y se observa una mota negra hacia el hombro. La primera aleta dorsal y la anal son de color ama­rillo limón, presentando una destacada mancha ne­gra que blanquea en las puntas. La aleta caudal es rojiza. La combinación de rojo, negro y amarillo en las aletas recuerda la brillante muestra ofrecida por el jilguero.
El caracino transparente habita en los ríos de la región noronental de América del Sur, desde la cuenca del Amazonas hasta el río Orinoco y las Guayanas.


Nadan a sacudidas
Estos pececillos viven principalmente en cardú­menes que se desplazan con rapidez en todos sentidos. Cuando el grupo no es numeroso suelen ser tímidos, y tienden a esconderse entre las plantas acuáticas o al amparo de las sombras. Nadan de una manera peculiar, espasmódicamente; la cola cae con lentitud, y una sacudida de las aletas provoca su eleva­ción. Esto se repite durante toda su marcha. A principios de siglo los caracinos trans­parentes adquirieron gran popularidad como peces de acuario, no sólo por su semitransparencia, que resultaba sumamente curiosa, sino también por sus colores y rítmicos movi­mientos.


Carnívoro pequeño pero audaz
El nombre genérico de este pez, Pristella, sig­nifica "serrezuela" y el antiguo de la especie, riddlei (actualmente es maxillaris) hacía honor a Óscar Riddle, que fue el pri­mero en estudiarlo. Dientes en forma de sie­rra y una boca que se curva hacia arriba son indicios claros de un régimen carnívoro. De hecho, este pez se halla estrechamente empa­rentado con la piraña que tiene mala repu­tación por su ferocidad. El caracino transpa­rente, siendo mucho menor, se alimenta de presas en consonancia, principalmente de zoo-plancton y larvas de insectos, aunque no va­cila en apresar cualquier cosa viva de volu­men apropiado, y también gusanillos. Incluso a temprana edad se nutre ya de rotíferos, lar­vas nauplius de crustáceos, larvas de menudos insectos, gusanos diminutos y numerosos protistas (seres microscópicos que antes solían denominarse infusorios, y viven en el plancton de agua dulce).


Los recién nacidos se ocultan
La hembra del caracino transparente es la más robusta, siendo el macho de notable delgadez. Los sexos pueden distinguirse bien observando a los individuos a contraluz: el extremo posterior de la cavi­dad del cuerpo de la hembra es redondeado, mientras que el del macho se ahúsa sensible­mente. Al desovar, tanto los óvulos como los espermatozoides se vierten en el agua siendo, pues, externa la fecundación. Cada hembra pone de 70 a 150 huevos cada vez. Por lo ge­neral, la freza se realiza a plena luz del sol, por la mañana, entre plantas acuáticas. Los huevos eclosionan a las 20 o 28 horas, colgan­do las la'rvas, como diminutas varillas de cris­tal, de las hojas de la vegetación subacuática durante uno o dos días, antes de empezar a nadar. Sin embargo, permanecen ocultas en­tre la vegetación durante las dos primeras semanas. Crecen rápidamente y desarrollan su pleno colorido en seis semanas aproximada­mente.


Peligro de infanticidio
Se dispone de poca información precisa acerca de los enemigos naturales del caracino transparente, pero, a juzgar por el número del huevos —relativamente corto — , podemos pensar que aquéllos son escasos. De hecho, por lo que se conoce de la manutención de estos peces en acuarios, lo más probable es que los mayores peligros les acechen en la infancia, y consistan en el riesgo de ser devorados por adultos de su misma especie.