Cárabo común


   El cárabo común o pardo es uno de los buhos más corrientes de Europa. De él procede el conocido grito "gui-uuic... guuh" que para mucha gente representa la llamada típica de todos los buhos, aunque, por lo general, no termina jamás en un fraseo completo.
   El cárabo común mide unos 38 cm, su cabeza apa­rece desusadamente grande respecto al cuerpo y el plumaje presenta una mezcla de gris, amarillo y par­do. El disco facial es de color más grisáceo que el resto del plumaje. Al volar las alas se despliegan anchas y redondeadas.
   Se cuentan numerosas subespecies desde las islas británicas, y a través de Europa, hasta el Himalaya oriental, así como otra en el noroeste de África. La subespecie británica de cárabo tiene, en su mayor parte, color pardorrojizo en el dorso y algo más clara su región ventral, aunque existe también una forma gris. Las restantes subespecies varían también ligeramente, en particular en cuanto a la talla, que puede ser mayor o menor, además de producirse leves variantes en el colorido. Las dos subespecies más orientales, por ejemplo, presentan ciertas manchas blancas en la ca­beza y vientre, además de un barrado negruzco.


Un buho vocalista
   El habitat del cárabo común es muy variable e incluye desde los bosques de pinos hasta aquellos mixtos o zonas de parque con varios árboles dispersos. El cárabo común vive gene­ralmente solitario excepto en la época de cría. Cada uno se reserva un territorio de 12 a 16 hectáreas que representa su coto de caza. Durante el día el cárabo se refugia en troncos vacíos y entre las rocas o recurre a la protección de alguna casa vieja y abandonada. Por lo co­mún, no obstante, permanece inmóvil, oculto por el follaje de alguna rama alta o entre las densas trepadoras, como la hiedra. Empieza su caza al anochecer y regresa a su escondrijo al despuntar el alba, habiendo dividido su tarea nocturna en dos períodos separados por otro de descanso. Raramente caza durante el día. Las voces de esta ave se pueden escuchar du­rante todo el año, aunque su frecuencia e in­tensidad se acentúan entre mediados de enero y principios de junio. Dos son los gritos carac­terísticos: uno estridente, el de caza, de timbre casi metálico, que transcribimos onomatopéyicamente como "gui-uuic" y el otro, más largo, un trémolo "guh-guh-guh-guh" de aire casi paté­tico. Las dos voces juntas nos dan el legendario "gui-uuic... guuh" que, como hemos dicho, rara vez se oye simultáneamente. Durante los pri­meros meses del año el cárabo común utiliza muchas más voca­lizaciones que constituyen un repertorio de llamadas y respuestas estereotipadas, que apa­rentemente le permite sostener una conversa­ción con otros individuos de su especie.