Metamorfosis de la rana

   Las sucesivas fases que presenta desde el huevo hasta el estado adulto la evolución de la rana (con algunas variaciones es común a los demás batracios) constituye el proceso de su metamorfosis (cambio de forma); proceso que abarca algo más de tres meses hasta adquirir las formas que le son características.

   La rana desova en el agua. Sus huevos están envueltos en una sustancia gelatinosa que los mantiene aglutinados y cons­tituye el primer alimento de la larva.

   Cada freza (desove) suele componerse, según la especie, de varios millares de huevos (de 1.000 a 10.000). Las ranos ame­ricanas de la familia de los leptodactílidos producen mediante batido, una masa espumosa con la que protegen el desove.

   Incubados por el calor solar, al cobo de pocos días surgen de los huevecillos formas larvarias pisciformes, de aspecto total­mente diferente de la forma adulta: son los "renacuajos".

   Luego de seis semanas, aparecen primero las patas posteriores y luego las anteriores; la cola va reabsorbiéndose lentamente hasta desaparecer en el transcurso de los días; el intestino, como consecuencia del cambio de alimentación, se ha acortado (el renacuajo come carne, incluso de congéneres), y para realizar la función respiratoria las branquias han sido reempla­zadas por los sacos pulmonares.

   Simultáneamente han ocurrido otros cambios: en la boca, ya hendida, aparece la lengua; los ojos evidencian lo membrana mentante o párpado adicional protector para la visión debajo del agua; las aberturas nasales se obturan en la inmersión me­diante una válvula, y en la piel se activa la secreción de las glándulas que producen el mucílago que la lubrica. Ya han desapareci­do todos los atributos del renacuajo y, salvo el tamaño, es una rana perfecta.