Los extraños brazos de la cesta de mar

Brazos arborescentes para asirse

Las cestas de mar poseen un color delicado. La más conocida, Gorgonocephalus, es blanca, mati­zada de rosa salmón en las crestas radiales del disco y de azul claro entre ellas. Los brazos son rosa salmón. Se adhieren a objetos sólidos, en especial a animales marinos sedentarios, ta­les como gorgonias arborescentes. Cambian de posición moviendo los brazos como si remaran, en vez de serpentear. Al alimentarse se aga­rran a su soporte con dos brazos, extendiendo los otros para atrapar comida. En los fondos marinos rocosos las cestas de mar tienden a ser gregarias.

"Echan la red" para comer
La alimentación de las cestas de mar varía con la edad y, hasta cierto punto, con las especies. Por lo general, los individuos jóvenes comen detritos orgáni­cos, esto es, partículas diminutas de la des­composición y disolución de los cuerpos de plantas y animales. Se da una "lluvia" conti­nua de estos materiales, desde las capas altas del océano, ricas en vida, hasta las profundi­dades en donde habitan las cestas de mar. Los jóvenes extienden sus brazos articulados al igual que los adultos, pero atrapan con ellos las partículas, que pasan entonces a la boca. Los adultos, cuando tienen hambre o son esti­mulados por un animalito que les haya tocado uno de los brazos, levantan éstos formando una especie de cuenco, aunque uno o dos bra­zos siguen asidos para sostenerse. Cuando un animalito nadador, tal como un copépodo, roza al pasar una ramificación del brazo, ésta se enrosca rápidamente en torno a él; si el animal es más grande, como una quisquilla, por ejemplo, ayudan otras ramas del brazo. Cuando ha capturado varias presas todo el brazo se dobla hacia dentro para pasar la co­mida a la boca.
La estrella arborescente de cabeza de gorgona (Gorgonocephalus) despliega sus cinco brazos, númerc corriente en estos equinodermos. Camina por el fondo del mar enrollando sus ramificaciones en las crestas del suelo.

Ciclo biológico de las cestas de mar
Se sabe poco de su desarrollo, salvo que los huevos son puestos en el agua, donde quedan en libertad, suponiéndose que se convierten en larvas parecidas a las de las ofiuras. Los jóve­nes de una de las especies, viven como parási­tos sobre'un coral alcionáceo y, cuando son lo bastante mayores para que se ramifiquen sus brazos, se desplazan buscando un adulto de su propia especie para asirse a él.