El mundo de las moscas

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Aunque se asocia este nombre in­mediatamente con el de la más conocida, la mosca doméstica, se emplea, no obstante, para designar a más de 40.000 especies conocidas, de las cuales alrededor de 8.000 viven en la América latina. Todos los insectos con dos alas trasparentes, con excepción de los mos­quitos, tábanos o jejenes, reciben el nombre general de moscas, y constituyen, con estos últimos, el orden de los dípteros, nombre de­rivado de dos palabras griegas que significan "dos alas".

La más conocida de todas ellas es la mosca doméstica, que ha invadido prácticamente todo el mundo y que con sus patas y cuerpo peludo trasporta hasta el hombre y sus alimentos los gérmenes de numerosas enfermedades recogi­dos en los desperdicios en que se cría y alimen­ta. La fiebre tifoidea, la tuberculosis y otras afecciones son sin duda trasmitidas por este insecto.

La mosca doméstica o casera es, como todos los insectos, un ejemplo de la perfección de la naturaleza. Sus ojos son dos grandes semiesferas castañas colocadas a cada lado de la ca­beza. Cada uno de ellos está formado por miles de ojos simples, verdaderos lentes que, por la asociación de las imágenes parciales recogidas por cada uno, crean la verdadera imagen que percibe el insecto. Por eso se los llama compuestos. La mosca tiene, además, en lo alto de la cabeza, tres ojos simples u oce­los, que sólo pueden verse con el auxilio de una lupa. Hacia adelante existen dos antenas, que en la mosca se emplean como órganos olfatorios para percibir olores a gran distancia. La boca está constituida por un órgano que popu­larmente recibe el nombre de "lengua" o "trom­pa," aunque, en realidad, lo integran todos los órganos bucales reunidos en uno. Es un largo tubo a través del cual la mosca succiona lí­quidos y jugos. Esta trompa es articulada y, cuando no la emplea, está replegada bajo la cabeza.

El cuerpo de la mosca está dividido en tres partes: la cabeza, la sección mediana o tórax y el abdomen. A los lados del tórax se en­cuentran las dos alas membranosas y trasparen­tes provistas de varillas finas, fuertes y oscuras llamadas nervaduras, que sirven para dar con­sistencia a la membrana. Detrás de estas alas se encuentran dos órganos, con forma de pe­queñas masas, llamados balancines o halterios, cuya misión es ayudar al insecto a mantener el equilibrio en el aire, de donde viene el nom­bre que se les da. El tórax tiene rayas longi­tudinales y está provisto de tres pares de patas. Cada pata se divide en cinco partes, de las cuales la última es el pie, terminado en dos uñas sobre las que camina la mosca. Entre estas uñas hay una especie de almohadilla ad­hesiva que permite al insecto caminar con la cabeza hacia abajo, en los techos, sin caerse. Es también esta almohadilla adhesiva, con los pelos que la rodean, la que sirve para que la mosca sea una distribuidora de gérmenes de enfermedades.


Periodos de la Vida de la Mosca
La mosca doméstica elige como lugares de cría sustancias descompuestas, tibias y húme­das, prefiriendo el estiércol de caballo.

Allí pone la hembra entre 100 y 150 huevos blancos de cerca de un mm. de largo. De cada huevo nace una larva larga con aspecto de gu­sano llamada cresa y, más usualmente, queresa. Este es el periodo en que se alimenta y co­rresponde al de la oruga de las mariposas. Des­pués de cinco a seis días la piel de la queresa se adelgaza y se pone de color pardo castaño. Comienza allí el periodo pupal o de reposo, que corresponde al que las falenas pasan en su capullo. A los cinco o seis días se abre esa piel castaña como si se levantara una tapa, y la mosca, totalmente adulta, sale de ella, ya con el tamaño definitivo, pues, como todos los in­sectos, sólo crece cuando es larva. Alrededor de diez días después la mosca es fecundada y pone sus huevos, con lo que se inicia otra generación.
No todas las moscas crían como la mosca doméstica. Muchas guardan los huevos en el interior del abdomen y dan nacimiento a lar­vas vivas. Las hay que mantienen a su cría en el interior del abdomen hasta el estado de pupa, como lo hace la mosca de la paloma doméstica. Aún hay otras que, por un curioso proceso biológico, dan lugar al nacimiento de larvas mientras la propia madre es larva aún.


Eliminación de las Moscas
Como la vida de la mosca doméstica se desa­rrolla en unos cuantos metros cuadrados, es posible exterminarla en ciertas localidades. Es­to ha sido comprobado en algunas ciudades y pueblos progresistas, que han llevado a cabo campañas para su eliminación de los lugares de cría, como son los depósitos de estiércol y los vaciaderos de desperdicios.

La mejor época para matar las moscas do­mésticas es el invierno y el comienzo de la primavera. Durante la estación fría las moscas se refugian y ocultan en los rincones oscuros y abrigados de las casas. Es entonces cuando debe destruirse sistemáticamente cuanta mosca se descubra, lo que, por otra parte, resulta muy fácil, porque en dicha época las moscas son muy torpes. Como deben alimentarse unos 14 días antes de estar en co'ndiciones de poner huevos, es verdaderamente notable la reduc­ción del número de moscas que puede lograrse.

Algunas moscas son realmente útiles para el hombre. Los sírfidos por ejemplo, que visitan las flores, contribuyen a la polinización como si fueran abejas. Además, las queresas de estos sírfidos son carnívoras y se alimentan de pulgones o piojos de las plantas (áfidos) y de cochinillas (cóccidos). Las larvas de las moscas taquinidas son parásitas de las orugas de mariposas, a las que devoran, con lo que ayu­dan al hombre, ya que esas orugas se alimentan de plantas diversas. Algunas moscas son ne­crófagas, es decir, se alimentan de cadáveres y ayudan de este modo a eliminar los restos de los animales muertos en el campo.