Los Monos del Nuevo Mundo

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Existen en la América 15 géneros distintos de monos; todos ellos se caracterizan por te­ner las ventanas de la nariz bien separadas y, en muchos, la cola es prensil o asidora, pero ninguno presenta bajo ella esas feas ca­llosidades isquiáticas que se ven en la mayo­ría de los monos del hemisferio oriental. Se distribuyen en dos familias: cébidos y titíes, los primeros con 36 dientes y todos los dedos provistos de uñas parecidas a las del hombre y, los segundos, con 32 dientes y los dedos con pequeñas garras a excepción del primero del pie, que tiene uña.

Los cébidos más conocidos son los machines o caíes que con frecuencia se ven en cautivi­dad; tienen el tamaño de un gato o poco más, y su cola, sin ser enteramente prensil, puede enroscarse y aun asir los objetos. Una de las especies más conocidas es el carita blanca, de la América Central, casi todo negro, con la cara, la garganta y los hombros blancos. Los machines viven en los bosques y se alimen­tan sobre todo de frutas de pulpa dulce, aun­que comen también insectos, pequeños pájaros y huevos. Algo parecidos a ellos, más peque­ños y más insectívoros, son los saimiríes, gra­ciosos monitos de cola muy larga, con una man­cha negra en torno de la boca. Los sakíes o parahuacus se reconocen por su largo pelaje, que sobre la cabeza forma una suerte de pelu­ca, y su cola flaccida y muy peluda; es seme­jante a ellos el cuxiú, pero éste se distingue por tener una poblada barba, que, según el fa­moso viajero Humboldt, procura no mojarse cuando bebe, para lo cual toma el agua con el hueco de la mano. Otro mono afín a éstos, pero de pelo alazán y cola muy corta, es el uakari del Amazonas, llamado por los brasileños "ma­caco inglés" por su cara de color encarnado, cuya rubicundez se aumenta cuando está enoja­do o se asusta.

El mirikiná o mono dormilón presenta sobre la frente tres rayas verticales negras separa­das por espacios blancos, y sus ojos son gran­des como los de las lechuzas, en consonancia con sus costumbres nocturnas; durante el día permanece dormido y de noche busca frutos e insectos y sorprende a los pájaros en sus ni­dos. Este mono es un poco más grande que una ardilla, y el mismo tamaño tienen los sahuíes. también denominados uapusas y zocayos, nota­bles por su pelo largo y suave, que en algunas especies es en parte de vivos colores rojos o amarillos.

Los monos de cola prensil son más grandes; de ellos, los más extraños por su delgadez y sus largos miembros son los monos arañas, los cuales se sirven de aquel apéndice enteramen­te como si fuera una quinta mano, tanto para asirse a las ramas de los árboles, que muy rara vez abandonan, como para agarrar cualquier objeto. Con frecuencia, estos monos se sus­penden con la cola de una rama o de algún be­juco; cuando bajan al suelo, por lo general caminan en dos pies y a la menor dificultad se ayudan prendiéndose con la cola a lo que encuentran más cerca. Viven generalmente en tropas más o menos numerosas y siempre en lo más alto del ramaje de los árboles, y se ali­mentan casi exclusivamente de frutos. Una particularidad de los monos arañas es la falta del dedo pulgar en las extremidades anterio­res. Un género afín es el de los barrigudos, que tienen formas más macizas y un pelaje cor­to y espeso, como felpa. Estos monos comen muchos frutos dulces, lo que comunica cierto sabor agradable a su carne, que los indios del Amazonas comen con deleite.

Otros monos de cola asidora cuya carne es comestible son los aulladores, cuyo nombre se debe a que, por tener el hueso hioides desarrollado en forma de caja sonora, su voz es muy fuerte y bronca, pudiéndose oír desde gran dis­tancia, sobre todo si braman a un tiempo todos los miembros de un grupo, lo que suele ocurrir al amanecer y al ponerse el sol. Los aulladores son monos de movimientos pausados, que se nutren principalmente de hojas; su color es ne­gro en unas especies, rojo en otras, y en la que se conoce en Paraguay y Argentina con el nom­bre de carayá, es negro en los machos y bayo amarillo en las hembras.

Los titíes son todos monos pequeños de cola larga y nunca prensil; algunos tienen las ore­jas adornadas con lindos penachos de pelo, y el tití leoncito posee una verdadera melena. Su pelaje ofrece casi siempre lindos colores; los hay, sin embargo, negros o blancos; algu­nas especies tienen un poblado bigote blanco o los labios cubiertos de pelos blancos, como si hubieran bebido leche y les quedase la bo­ca manchada. Aunque comen frutas, se alimen­tan sobre todo de insectos, larvas y arañas.