Los gorgojos

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   El suborden de los gorgojos o gusanos del trigo comprende varias familias, la mayoría de las cuales tiene cabeza en forma de pico. En algunas especies el pico es muy largo, delgado y rígido. Otras especies poseen picos con forma de cuchara o de pala. En una familia, los esca­rabajos de la corteza, el pico es tan corto que resulta casi imperceptible; en otras falta total­mente.

   Todos los gorgojos son herbívoros y atacan la mayoría de los árboles y cultivos. Han sido una plaga importante por tanto tiempo que a casi cualquier insecto dañino se lo llama gor­gojo, y el término "agorgojado" se usa para describir los granos y productos dañados. Sin embargo, sólo unas pocas variedades de este enorme grupo atacan el patrimonio del hombre. La mayoría de estos insectos se alimenta de plantas que, por el momento, no interesan al hombre, o de maleza que perjudica nuestros cultivos.
Bréntidos: los insectos de la familia bréntidos son de aspecto singular: generalmente tie­nen la cabeza tanto o más larga que el delgado abdomen. Esto sucede especialmente en la hem­bra, que usa la cabeza para cavar un hoyo pro­fundo donde deposita los huevos. Algunas veces queda atascada y no puede retirarla. Entonces, el macho, que ha estado observando alerta, trata de liberarla, empujando hacia abajo sobre el extremo del invertido abdomen.

   Sólo unos pocos brentidos se encuentran fue­ra de los trópicos. Allí alcanzan un largo de hasta cinco centímetros, pero nunca son más gruesos que una cerilla. Algunos viven en gran­des colonias debajo de las cortezas sueltas. En los Estados Unidos existe una pequeña especie rojiza que es bastante común en los robles y arces; aunque pequeños, los machos de esta especie son tan belicosos como sus parientes tropicales de mayor tamaño.

   Curculiónidos: son la familia más numerosa de coleópteros. Hay más de 40.000 especies descritas y probablemente existen muchas otras aún desconocidas. Los curculiónidos incluyen muchas plagas formidables: el gorgojo del fru­to del algodón, el de la flor del manzano, el gorgojo de la ciruela, el gorgojo de la rosa, el de los graneros y el del arroz, entre otros.

   Los curculiónidos varían entre un tamaño minúsculo y los 7½ centímetros; todos tie­nen boca prominente y muchos son de color gris o pardo opaco. Cuando se alarman pliegan las patas contra el cuerpo y permanecen inmó­viles, lo que les da el aspecto de semillas o manchas de suciedad. Algunos son extremada­mente bellos. Uno de éstos es el escarabajo diamante, de Brasil y Argentina, cubierto con escamas que desde diminutas hendiduras refle­jan tonos azules y verdes brillantes. Fue tan buscado como joya que casi lo exterminaron.

   Escofítidos: los coleópteros de las cortezas y los platipos, aunque parientes de los gorgojos, no tienen boca prominente, son diminutos y de color opaco. Constituyen serias plagas de los bosques. La hembra de los coleópteros de las cortezas, o talladores, excava una galería a lo largo de las vetas de árboles vivos inmediata­mente debajo de la corteza y deposita los hue­vos a intervalos regulares en ambos lados. Las larvas trabajan perpendicularmente con respecto al eje de la galería principal a través de la capa de cámbium, de modo que la ruta de una larva nunca cruzará la de ninguna otra. Esto produce un hermoso dibujo, pero mata al árbol. Los platipos penetran profundamente en la madera de los árboles muertos. Allí las hem­bras revisten los túneles con unos hongos ama­rillos llamados ambrosía, probablemente para que sirvan de alimento a las larvas. Los túneles arruinan el valor maderero de los árboles. Estos insectos pasan toda su existencia en los túne­les y suelen permanecer dentro de ellos des­pués que los troncos han sido aserrados.