El mundo de las avispas

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   La mayoría de las especies de avispas no forma colonias, pues son solitarias.
   Las avispas sociales pertenecen a la familia de los véspidos. Los representantes más conoci­dos son las avispas comunes europeas y los avispones del género vespos. Las jóvenes reinas de estos últimos se aparean en el otoño. De todos los miembros de las colonias de avispas, sólo ellas sobreviven a la estación invernal, hibernando hasta la llegada de la primavera.
   Los primeros días primaverales cálidos las despiertan, y cada reina busca un sitio donde anidar; quizá bajo un alero, en un árbol hueco o en un arbusto. Allí construye rápidamente una serie de celdas de naturaleza papirácea, for­mada de fibras leñosas y otras materias vege­tales. Pone un huevo en cada celda.
   Cuando las larvas nacen, la reina las nutre con orugas y moscas masticadas, o con jugos de frutas. Cuando les llega el momento de asumir la forma de ninfa, cierran sus celdas, experimentan la metamorfosis y emergen como hembras rudimentarias, u obreras. Las obreras ayudan a la fundadora a hacer más celdas y a nutrir a las larvas. Van construyendo el nido hilera tras hilera hasta que resulta una estruc­tura verdaderamente imponente.
   Hacia el fin del verano aparecen las reinas jóvenes y luego los machos. Las anteriores ge­neraciones han sido todas hembras rudimenta­rias u obreras. Algunas de éstas pueden poner huevos de los que nacen machos. Las reinas y los machos jóvenes abandonan finalmente el nido para no volver. Las obreras que se quedan destruyen las larvas dejadas en el nido. Luego ellas mismas esperan la muerte.
   La avispa social, cuyo ciclo de vida acabamos de describir, come gran cantidad de insectos perniciosos para el hombre. Por otra parte, es bastante destructora de la fruta y a veces ataca a los seres humanos, particularmente cuando se la molesta o ella supone que se la va a molestar. El avispón es una avispa grande cuyo aguijón es particularmente temible para el hombre.
   No todas las avispas construyen sus nidos con material semejante al papel. Algunas soli­tarias lo hacen con arena, arcilla o barro; son viviendas completamente eficaces, aunque me­nos imponentes que las hermosas estructuras modeladas por las avispas sociales. Ciertas avis­pas solitarias tienen un método bastante singular para proveer de alimento a sus crías. Como en­tre ellas no hay obreras, las madres tienen que proporcionar un alimento con el que las larvas, al nacer, puedan valerse por sí mismas. Esto lo consiguen mediante la captura de varios insec­tos (especialmente orugas) y arañas. La avispa madre clava el aguijón en una parte vital de su presa y la paraliza. Luego la arrastra hasta el nido. Las víctimas permanecen vivas, pero in­móviles e impotentes. Las larvas las atacan no bien nacen. De este modo, las crías de las avispas solitarias tienen asegurada una copiosa provisión de comida.
   Otras avispas notables son las pertenecientes al género pompilo, que no vacilan en atacar incluso a presas tan grandes como la araña lobo y la avispa llamada de las agallas, porque las origina en las plantas donde ella pone sus huevos.