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Las abejas visitan las flores para alimentarse del dulce néctar que guardan profundamente en su interior. Las abejas también recolectan polen de las flores. Este es un polvo amarillo producido en la parte masculina de las flores que se pega en los cuerpos peludos de las abejas. Es este el mismo polen que puede causar alguna reacción o alergia en ciertas personas.
Parte de este polen cae cuando las abejas visitan otras flores. Si alcanza la parte femenina de la flor ayudará a que se forme una semilla en su interior. Si la semilla encuentra un lugar apropiado para crecer, germinará una nueva planta el año siguiente. Este proceso se llama polinización.
Las abejas también transportan polen y néctar a sus colmenas para alimentar a las abejas más jóvenes. Una parte del néctar lo almacenan en forma de miel para el invierno. Las abejas trabajan arduamente para fabricar la miel. Deben volar más de cien kilómetros para recolectar el néctar suficiente para hacer una cucharada.
Las abejas jóvenes crecen en celdillas de cera hexagonales en el interior de la colmena. Allí también se almacena la miel. Las abejas producen la cera dentro de su propio cuerpo. Sale a través de pequeños orificios de su abdomen y se endurece en el aire.
