La morsa

Universo animal | morsas | mamíferos marinos |  Los bramidos y rugidos que uno escucha en la región del Ártico pueden provenir de una pequeña manada de morsas que protegen sus zonas de acampada. Estos mamíferos marinos no son hermosas criaturas. Sus cabezas tienen ojos y nariz pequeños, un hocico amplio y rechoncho, bigotes gruesos, sin orejas visibles, y dos dientes que forman largos colmillos amarillentos. Este par de caninos crecen hasta unos 37 a 75 cm de largo y llegan a pesar hasta 4 kilos. Los utilizan para conseguir alimentos y para la defensa. Las morsas macho pueden alcanzar los 3,6 metros de largo y tienen un peso promedio de 1.150 kg. La morsa hembra es un poco más pequeña. Al ser de sangre caliente y por pasar mucho tiempo nadando en las aguas frías del norte, la morsa tiene una piel gruesa y arrugada abundante en grasa. Las patas se modificaron en aletas. El pelo es muy escaso y el color es el mismo en ambos sexos. Se alimentan de determinados moluscos, crustáceos y gusanos.

   Hay dos tipos de morsas, la del Atlántico y la del Pacífico, este último con los colmillos y bigotes más cortos. Durante la época del Pleistoceno, la gran capa de hielo empujó a muchos animales a vivir en regiones más al sur. En consecuencia, se han encontrado fósiles de morsa hasta la mitad de la costa atlántica de los Estados Unidos.
   El oso polar, la ballena asesina y el hombre son los principales enemigos de las morsas. La carne es comestible y su aceite tiene gran valor. La piel se utiliza para fabricar cuero, y el marfil de los colmillos para hacer armas y adornos.