Tuzas, taltuzas o ratas cavadoras


Universo animal | tuzas | roedores |` Los prime­ros colonizadores franceses que se establecieron en suelo americano dieron el nombre de gofer a diver­sas especies de animales de la familia de los roedores. Su nombre se deriva de la palabra gaufre (panal), que se dio a estos pequeños animales porque al perforar la tierra con sus galerías, que la atraviesan en todos sentidos, convierten al suelo en un verda­dero panal. Producen muchos daños en los sembraídos, por lo que los agricultores los consideran como una plaga.
   La tuza de la pradera produce grandes daños en las fértiles llanuras y en los terrenos de cultivo de América Central y del Norte. Tiene aproximada­mente la longitud de una rata grande y aun mayor, pero su cuerpo es mucho más grueso y robusto; a uno y otro lado de la boca, tiene, en la piel, unas bolsas o abazones en las que almacena sus alimentos. Las patas delanteras son muy robustas y están pro­vistas de largas y poderosas uñas, muy bien acomo­dadas para cavar.
   Con sus patas traseras, echa hacia atrás la tierra, a veces, a una distancia de 10 a 25 centímetros. Cuando de esta manera ha acumulado un pequeño montón, el roedor se vuelve, y poniendo ante su hocico sus patas anteriores, empuja la tierra hasta hacerla salir por una de las entradas de su madri­guera. Así, levanta pequeños montoncitos.
   Sus dientes trabajan tan activamente como en los demás roedores, pero con singular velocidad, ya que las tuzas pueden mover sus mandíbulas hasta 200 ve­ces por minuto, de un modo no interrumpido. Sus molares se hallan dispuestos de tal forma, que en cada golpe que la quijada da hacia adelante hace 38 cortes distintos y 28 al cortar hacia atrás. Multi­plicando estos números por 200, nos damos cuenta de que el roedor puede dar a su alimento hasta cer­ca de 13 000 cortes por minuto.
   Para poder sostenerse durante el invierno, las tu­zas cuentan con verdaderos almacenes, en los cuales, acumulan raíces y toda clase de alimentos, que trans­portan en sus bolsas laterales o abazones.
   En el almacén de una tuza, se hallaron una vez 50 bulbos de flores del tigre o cacomites, reunidas durante el otoño anterior y trasladadas por el ani­mal a lo largo de sus galerías hasta su depósito sub­terráneo. Estos roedores extienden sus galerías año tras año; en muchos casos, las excavadas por un solo animal durante el transcurso de un año miden una longitud total que oscila entre kilómetro y medio y dos kilómetros. Estas galerías tienen muchas vuel­tas y recodos, ya que el animal tiene que bordear las piedras y procura siempre evitar toda clase de esco­llos para seguir su trabajo en tierra más blanda.
   La tuza es muy abundante en México, donde se conocen muchas especies. En Yucatán, se le llamaba guantuza, y en Tabasco, se le aplicaba el nombre de tombijtz; en Centroamérica, es muy frecuente el nombre de taltuza. Hay otro animal que se llama tuza-real, que realmente es el agutí mexicano: se come en algunos lugares de México y parece ser un bocado exquisito.
   El llamado gofer rayado, que se encuentra en Norteamérica, es en realidad una variedad de ardi­lla; pero no es menos perjudicial que la tuza. Los enemigos naturales de todos estos animales son la comadreja y las serpientes. Los labradores procuran también disminuir su número por medio de trampas y de venenos.
   Los nombres científicos de las especies más cono­cidas son: Geomys bursarius y Gsomys fumosus. Las tuzas forman la numerosa familia de los geómidos. que consta de tres géneros y más de ochenta espe­cies y subespecies, las cuales varían mucho unas de otras en tamaño y en color. Estos animales corres­ponden al orden de los roedores.