El caracolero


   El caracolero, llamado milano de los Everglades en el mundo angloparlante, poco tiene que ver en reali­dad con esta última denominación, puesto que se ex­tiende desde Florida hasta la Argentina, encontrán­dosele en gran parte de América Central y del Sur, al este de los Andes. Su nombre inglés, pues, da una idea errónea acerca de su distribución y obedece a que los pantanos de los Everglades, en el sur de Florida, constituyen el único lugar de Estados Unidos en que cría el ave. Hubo un tiempo en que el caracolero era corriente allí, pero, en la actualidad, apenas quedan media docena de ellos con vida.
   El macho de la especie es de color gris pizarroso y la hembra castaño oscuro, presentando ambos unas patentes manchas blancas en la base de la cola y una lista blanca en su extremo. Las llamativas patas de color anaranjado y el pico falciforme constituyen, asi­mismo, rasgos muy destacados. Las alas son largas y redondeadas, y su vuelo es lento y de batidos que recuerdan los de la garza.
   Estrechamente emparentado con el caracolero se encuentra el milano picojino del nordeste de América del Sur, de hábitos similares. En esta especie ambos sexos son de color uniformemente gris pizarra.



Milanos de las marismas

   Los milanos que tratamos son falconiformes que viven exclusivamente en zonas pantano­sas, y se alimentan de caracoles acuáticos. A medida que los pantanos son desecados las aves se ven expulsadas de su habitat, aunque a veces pueden resistir cierto tiempo, si quedan caracoles en las acequias de drenaje. Parece ser, sin embargo, que en tales condiciones los caracoles adolecen de la infección de tre­mátodos parasitarios. Estos parásitos infectan a su vez a los caracoleros cuando comen los caracoles, y es probable que sea ésta una nue­va causa de su decadencia.
   Los milanos caracoleros abundan todavía en muchas regiones de América del Sur, don­de la agricultura es muy primitiva o in­existente. En Estados Unidos, en cambio, hallan confinados en una pequeña región de los Everglades de Florida, que cuenta aún con algunas marismas permanentemente inun­dadas.