Las lechuzas no sólo cazan con la vista

Universo animal | aves | lechuzas |  Se creyó en un tiempo que las lechuzas caza­ban con la vista. La tienen, desde luego, muy aguda, tal vez cien veces más que la nuestra, pero ciertos experimentos han mostrado que pueden atrapar sus presas totalmente a oscu­ras. Se puso una lechuza domesticada en un cuarto desprovisto de toda luz, dejando un ratón que se moviera por una alfombra de hojas en el suelo. Tras una corta pausa la lechuza cayó sobre él y, al encenderse las luces, ya estaba de nuevo en su percha con el ratón. Se repitió diecisiete veces el experimento, y en los cuatro únicos fallos poco le faltó para acer­tar. Para probar que la lechuza no respondía al olor o al calor emitido por el ratón, se lanza­ron bolas de papel por el suelo. También la lechuza las capturó certeramente.
   Un examen detallado de los oídos de una lechuza muestra que están muy desarrollados, mediante colgajos de piel que forman pabello­nes auditivos bajo las plumas. Éstos no se hallan situados simétricamente en la cabeza de la lechuza, por lo que el sonido que se dirige hacia un oído sigue un camino ligeramente distinto del que va al otro. De esta forma un sonido es re­cogido por un oído un poco antes o después que por el otro y, aunque esta diferencia sea insignificante, permite a una lechuza orien­tarse acerca de la posición de la presa. Para hacer más arriesgada aún la vida de un animalito, las largas plumas remeras de las alas se encuentran ladeadas en las superficies de las partes delantera, trasera y superior, amor­tiguando así el ruido de los aletazos de la lechuza, de forma que la posible presa no recibe aviso alguno del ataque, salvo que ella disponga también de oídos sensibles. Uno de tales animales espe­cialmente protegidos es la rata canguro, cuyos oídos son tan finos que pueden percibir hasta los apagados sonidos que produce una lechuza cuando está a punto de lanzarse.

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Lechuza



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