Un castor primitivo


   Los castores de montaña representan un tipo de roedor más bien primitivo, y su posición respecto a otros roedores ha sido siempre una incógnita para los zoólogos, puesto que su li­naje nunca se ha vinculado de manera cierta con el de cualquier otra especie conocida.

   El castor de montaña (Aplodontia rufa) es un roedor de complexión robusta, más bien corpulento, dotado de un pelaje áspero y de grandes bigotes. Su nombre común de "suelel", de difícil y peculiar pronunciación, hace referencia a la prenda de vestido que los indios americanos confeccionaban con su piel. La otra apelación de "castor de montaña" es inapropiada, puesto que ni se encuentra en las montañas, ni se trata en realidad de un castor. Son animales exca­vadores que poseen cinco dedos en cada una de sus extremidades, siendo los de las anteriores más largos, lo que les ayuda en la excavación de suelos compactos, donde construyen un sistema de túne­les muy complicado. Sus numerosas aberturas con­ducen a cámaras, unas destinadas al almacena­miento de comida y otras al reposo. Los castores de montaña son laboriosos y se ocupan constante­mente de la limpieza y mejora de sus galerías, cuya longitud es a menudo de varios metros.

   Constituyen el grupo más antiguo entre los roedores vivientes, y se han encontrado formas fósiles en América del Norte de características muy similares que datan del Mioceno (hace unos 15 millones de años) y del Plioceno (5 millones de años atrás). Restos fósiles de un roedor muy parecido al que nos ocupa han sido hallados asimismo en Asia oriental. Valga ello como ejemplo de cuan estrechamente re­lacionadas entre sí se encuentran muchas for­mas de vida americanas y asiáticas, vivientes o extintas, y como indicación válida de la existencia, en tiempos pasados, de una lengua de tierra en lo que hoy es el estrecho de Bering.