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Algunos arácnidos íntimamente relacionados con las arañas son los escorpiones y los opiliones. Difieren notablemente de las arañas en su aspecto.
Escorpiones. El escorpión posee armas formidables. En la parte delantera está armado de un par de poderosas pinzas. Detrás, el abdomen se angosta para formar una larga cola, terminada en un aguijón curvo. Cuando el escorpión se dispone a matar, toma a su presa —un insecto o una araña— con sus pinzas. Luego, elevando la cola por encima del dorso, clava el aguijón en la víctima y le inyecta una dosis de veneno. El escorpión atacará intrépidamente a todo animal que lo moleste, cualquiera sea su tamaño.
La picadura de varias especies de escorpiones es muy dolorosa, y peligrosa especialmente para los niños. Sin embargo, la picadura de la mayoría de las especies es dolorosa, pero no mortal. Existe una leyenda según la cual los escorpiones a veces se suicidan clavándose su propio aguijón, pero el hecho es que su propio veneno no los afecta.
La hembra del escorpión suele devorar al macho después de aparearse. Da a luz a sus crías vivas y las lleva en el dorso hasta que pueden arreglarse solas. Los escorpiones generalmente cazan durante la noche. Cuando amanece se esconden en algún refugio conveniente debajo de una piedra o de un tronco en descomposición, o hasta en el zapato de alguna persona.
Opiliones. Criaturas singulares, los opiliones tienen patas largas en forma de pajas y un pequeño cuerpo oval fusionado en una sola pieza. Son basureros errantes. No poseen madriguera ni nido, sólo vagan por los campos en busca de su alimento, que consiste en insectos pequeños vivos y muertos Su principal protección contra los enemigos es el olor nauseabundo de sus glándulas hediondas. Son totalmente inofensivos para el hombre.