Las plumas están hechas del mismo material que las escamas, cuernos, uñas y cabello, llamado queratina y al que deben su resistencia y dureza. Cada pluma del ave tiene un cañón central provisto de barbas a ambos lados que encajan como los dientes de una cremallera.
Las diversas plumas de las aves tienen varias funciones. Los plumones las mantienen calientes. Las plumas coberteras dan la forma al ave. Las de la cola, o timoneras, se usan para la dirección durante el vuelo, para frenar y mantener el equilibrio en el suelo. Las plumas de vuelo, o remeras, son las más
grandes y ayudan a las aves a volar.
Las plumas se desgastan por el arduo trabajo. Por ello, una o dos veces al año las viejas se caen y nacen nuevas. Esto se llama mudar el plumaje. En general, las aves mudan pocas plumas cada vez para poder continuar volando.
Las aves acuáticas y marinas tienen plumas impermeables, las cuales cuidan con mucha atención. Para mantenerlas en buen estado las arreglan con su pico y las recubren con una capa de aceite que proviene de una glándula especial. Este aceite las hace resistentes al agua.
Las formas de las alas dependen de las costumbres del ave. Cada invierno, los gansos canadienses vuelan largas distancias en busca de climas cálidos. Para ello cuentan con amplias y largas alas que los mantienen en el aire.
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