Las lapas dejan su "hogar" cuando la marea está alta y el mar no se halla demasiado agitado; también durante la bajamar, de noche, o si están protegidas por algas marinas. Para alimentarse roen diminutas algas verdes que encuentran sobre las rocas, alrededor de las cuales se mueven. No comen a menudo grandes algas marinas, pero sí las ingieren cuando son pequeñas para que no les impidan establecer sus colonias entre las rocas. En su viaje de vuelta la lapa tiende a rehacer el camino de ida, al menos en parte. Parece poseer una especie de memoria direccional para reconocer su ruta al tacto como haría un hombre ciego, pues incluso es capaz de regresar si se le priva de los tentáculos y se borra el camino, frotándolo con detergente o cubriéndolo de gravilla. En sus desplazamientos pueden cubrir de 0,6 a 1 m de distancia; las lapas que se alejan más, raramente vuelven al mismo sitio.
El tiempo de cría de la lapa común comprende los meses más fríos, de septiembre a abril, y la hembra suelta libremente sus huevos en el mar. Las diminutas larvas trocóforas nacen al cabo de 24 horas de haber sido fecundados los huevos. Tienen un diámetro de 0,2 mm, con una corona de cilios en su parte media, un penacho de éstos encima, y cilios cortos en la mitad superior. Al cabo de un día se convierten en larvas velígeras, con pequeña concha. Caen al fondo y crecen hasta casi 3 cm de longitud en un año. Las lapas pueden vivir quince años.