Cuida también muchísimo de la limpieza de su vivienda: se ensucia siempre en el mismo sitio y, si puede, arroja fuera de la jaula los excrementos. Si hay comida diseminada, la recoge en las espaciosas bolsas de sus carrillos y la oculta en su cama. Si decidís comprar uno, escoged únicamente a los individuos machos y jóvenes, a no ser que deseéis una pareja para reproducción. Los jóvenes se reconocen por sus orejas flexibles y recubiertas de pelo muy fino. Deben tener, además, los ojos brillantes y el pelo liso y suave, aparte estar exentos de cicatrices y manchas.
He aquí algunas normas fundamentales para criarlo bien: si la jaula no es grande, se hace absolutamente indispensable colocar a su disposición un aro en el que pueda practicar una gimnasia nocturna. El hámster necesita moverse mucho, y con el aro puede correr todo lo que quiera. Come de todo: pan, galletas y trocitos de carne; pero le son indispensables las verduras frescas, ricas en vitaminas (zanahorias, lechuga, etc.). Están muy indicados también los granos, especialmente las semillas de girasol. No hay que poner jamás mucha comida en la jaula, sobre todo si es perecedera. En efecto, el hámster muestra tendencia a acumular reservas en su escondrijo, y éstas se pudren convirtiéndose en un peligroso agente infeccioso.