Sólo uno de doce alces muere cuando es atacado por una manada de lobos. Un alce es tan bueno defendiéndose a sí mismo que si se mantiene firme en su terreno, los lobos se retiran.
Aparte, los alces son bastante audaces. Los informes de algunos años atrás en Terranova dicen que los alces empezaron a atacar los trenes, corriendo hacia las máquinas de hierro y atacándolas con sus cornamentas. Pasó algún tiempo antes de que la compañía de trenes se diera cuenta de que los ataques ocurrían solo en ciertos meses, que los atacantes eran alces machos, y que el silbato del tren no los asustaba, sino que parecía provocarlos más.
Los investigadores hallaron por fin que el silbato del tren tenía el mismo tono que las llamadas de apareamiento de los alces, y que los machos estaban viendo a los trenes como rivales. La compañía ferroviaria cambió el tono de los silbatos, y los ataques de los alces se detuvieron.