Aunque la canguro madre puede ser tan alta como un hombre y mucho más pesada, su recién nacido, es una criatura no más grande que una haba. Está desnudo y ciego, porque no se han desarrollado ni su pelo ni sus ojos. De hecho, el canguro recién nacido, se encuentra en el mismo estado de desarrollo que un bebé humano de seis meses antes de nacer.
Después de su nacimiento, esta criatura pequeña y medio formada, busca su propio camino desde el canal donde nace hasta la bolsa. El mismo se desliza lentamente sobre la piel del vientre de su madre, usando las uñas de sus piernas delanteras, que se encuentran más desarrolladas, hasta que llega a salvo a la bolsa. Allí se apodera con la boca de una teta, y se queda agarrado a ella, hasta que ha crecido enormemente. Aún entonces, como puedes ver, la bolsa de la madre sigue siendo el hogar del protegido, durante mucho tiempo.