Las serpientes carecen de miembros, pero tienen unas grandes escamas ventrales que se agarran a las asperezas del terreno y sirven de apoyo cuando el animal efectúa los movimientos de reptación, por oscilaciones rápidas del tronco. Las costillas se apoyan por sus extremos libres sobre las placas ventrales y acentúan la eficacia de la adherencia al suelo.