Las hormigas están agrupadas en sociedades organizadas que cuentan varios cientos de miles de individuos. En el hormiguero el trabajo es agotador: hay que construir el refugio, alimentar y cuidar las larvas, los huevos y las ninfas, que asegurarán la continuidad de la especie. Han de mantener o provocar luchas terribles para defender a la comunidad. La prodigiosa actividad de las hormigas se explica, pues, fácilmente.