Las patas de ciertos insectos, como las arañas de agua o hidrómetras, terminan en unos elementos que tienen unos pelos untados de una sustancia grasa que el agua no moja. La superficie del agua se comporta como una membrana elástica, que se deprime ligeramente alrededor de la pata del insecto, gracias a la existencia de una tensión superficial, y el animal se mantiene sin hundirse.