Solamente canta el macho. Debajo del abdomen tiene dos aparatos musicales formados por membranas vibratorias, recubiertas cada una por un opérculo. Un músculo hace vibrar las membranas a un ritmo rápido, y el sonido emitido es amplificado por una caja de resonancia. Al alimentarse, el macho deja oir, sin treguas, su canto, que no cesará hasta la puesta del Sol.