En todas las aves, los caracteres sexuales secundarios se manifiestan en el macho por un plumaje de colores brillantes y por una cola abundante. El pavo real, igual que el pavo, el palomo o el gallo salvaje, posee un sistema comparable a los músculos horripilantes de los mamíferos, lo cual le permite abrir ampliamente sus plumas mientras está realizando una demostración amorosa.