La víbora común europea


SUPONGAMOS por un momento que vamos de viaje por países europeos, y que hacemos una excursión por las montañas o un tranquilo paseo en el bosque De improviso nos sentimos tur­bados por la presencia de un terrible enemigo. En efecto, cuando menos lo esperamos, nos sorprende, a dos pasos de distancia, la presencia no muy agra­dable de una serpiente venenosa. No sólo en las selvas ecuatoriales o en las zonas desérticas viven, las ví­boras, pues no obstante su clima relativamente fresco y la densidad de su población, también en el continente europeo pueden hallarse víboras venenosas. A pesar de sus dimensiones, muy inferiores a las de sus ''parientes" de África, América o Asia, son temibles reptiles y su veneno puede llegar a provocar La muerte.


ÁREA DE DIFUSIÓN DE LAS VÍBORAS
Los vipéridos están difundidos en casi toda Europa, África y Asia. No existen, en cambio, en el continente americano ni en Australia. Debe tenerse presente que el nombre de víbora se aplica común­mente no sólo a los vipéridos del Viejo Mundo, sino también a los crotalidos (víbora de cascabel, víbora de la cruz, víbora yarará, víbora mocasín, etc.) y a los elápidos (corales, etc.) del continente americano.


SU ASPECTO
La víbora común (Vi­pera aspis) mide de 60 a 65 cm. de largo, y a ve­ces llega a los 75. Tiene cuerpo de color castaño u oscuro, que termina en una corta cola. Sobre su cabeza, más bien aplas­tada y triangular, existe una mancha en V más oscura, desde la que co­mienza una franja en zig-zag, que se prolonga hasta la cola. Todo el cuerpo está revestido con rígidas escamas córneas.
En la víbora, los dos "dientes venenosos", mucho más largos que los otros, están situados en la par­te anterior de la mandí­bula superior y cada cual está en comunicación con la glándula venenosa si­tuada cerca de los ojos.
Los "dientes veneno­sos" tienen la caracterís­tica de quedar en posi­ción horizontal, o sea apoyados contra el pala­dar, cuando la boca está cerrada. Toman posición vertical cuando la abre.


SUS ENEMIGOS
La víbora, enemigo peligroso del hombre y de los anímales, tie­ne a su vez numerosos enemigos. Uno de los más encarnizados es, sin duda, el erizo. Cuando la víbora se lanza contra este ani­mal para morderlo, va a chocar contra las espinas de las que está cubierto y por tanto, al instante, huye. Y es entonces cuando el erizo corre en su persecución. Una vez que la ha alcanzado, la atrapa por la cabeza, se la tritu­ra, y luego, tranquilamente, la devora. Otros enemigos de la ví­bora son los faisanes, que la ata­can o picotazos después de ha­berse reunido en grupos de cinco o seis, algunas rapaces diurnas (milano), los topos y los gatos.