El mundo de las focas

   La mayor parte de los mamíferos viven en la tierra; pero todos los mamíferos de la familia de las focas viven en el agua, casi siempre en el mar. Probablemente, los antepasados de las focas tenían cuatro patas, pero las focas tienen cuatro aletas, más adecuadas para la natación que las patas.
   Las focas del norte son grandes viajeras. Pasan los inviernos vagando por el océano y en la primavera se reúnen en las islas Pribilof situadas en el mar de Bering, lugar de su procreación. A veces tienen que nadar miles de kilómetros para llegar a ellas. Los machos llegan primero y cada uno escoge para sí un sitio entre las rocas; después llegan las hembras para que naz­can sus hijos en aquellas playas. Cada foca macho trata de persuadir a tantas focas hembras como sea posible, para que com­partan con él la "vivienda" que escogió. De vez en cuando, los machos pelean fe­rozmente entre sí.
   Cuando nacen, las focas son muy pe­queñas; pero comen en abundancia y cre­cen rápidamente. Aprenden a nadar cha­poteando en grupos, en las aguas poco profundas de las costas. Al cabo de unos cuantos meses, están en condiciones de nadar en alta mar. Hace muchos años, se mataban millones de focas para aprove­char su magnífica piel; pero ahora, los go­biernos las protegen.
   Las focas que vemos actuar en los circos son, en realidad, leones marinos, parientes más cercanos de la foca común que la foca de las bahías y el elefante marino. La morsa pertenece también a la familia de las focas.
   Los elefantes marinos se llaman así por la nariz tan desarrollada y el enorme tamaño que tiene el macho; llegan a medir más de cinco metros y pueden pesar más de mil kilos. La foca de las bahías es mu­cho más pequeña.