¿Qué es la placenta?

   En los vivíparos, que constituyen la mayor parte de los mamíferos superiores, entre ellos el hombre, el niño viene al mundo vivo y totalmente constituido. El embrión ha evolucionado enteramente protegido, en una bolsa adherida al útero materno. Tras la fecundación, el huevo, que ya ha empezado su de­sarrollo, se implanta en la mucosa uterina de la madre. Su membrana externa, el corión, se coloca localmente en esta mu­cosa, digiriendo los tejidos maternos, y contribuye a formar la placenta, zona de contacto con el útero materno. La placenta constituye una barrera entre el embrión y el organismo materno, pero es selectiva, esto es que dejará pasar en la dirección madre-embrión ciertas substancias, como el oxígeno necesario para la respiración, las substancias nutritivas necesarias para su desarrollo y ciertos anticuerpos que protegen al nuevo organis­mo. En sentido inverso (embrión-madre), el feto expulsará sus desechos en el cuerpo materno. Pero esta barrera no es imper­meable a todas las substancias químicas y virus, lo que explica que el feto pueda ser gravemente atacado e incluso dañado, dan­do lugar a malformaciones definitivas, si la madre, durante el embarazo, ingiere ciertos medicamentos o es atacada por ciertas enfermedades, como la rubéola, una infección viral. El alcohol traspasa fácilmente la barrera de la placenta, lo que explica que el alcoholismo de una madre afecte el desarrollo del niño.