El cangrejo ermitaño o paguro (
Pagurus bernhardus) es un cangrejo al que la naturaleza le dejó el abdomen blando y sin coraza. Pora evitar que su abdomen, demasiada llamativo, despierte el apetito de algún enemigo, el paguro ha elegido un ingenioso sistema: apresa un molusco de concha grande en espiral, se lo come, y luego mete su propio abdomen en lo concha que ha quedado vacía. Pero, no sintiéndose todavía del todo seguro, el cangrejo ermitaño va en busca de una actinia urticante, la agarra con sus tenazas y se la coloca sobre la conchilla. Completado así su sistema defensivo y ofensivo, ¿quién se atreverá ahora a atacarlo? ¿Y la actinia? Encantada, porque así puede ir de un lugar a otro y encontrar más fácilmente su alimento.