¿Por qué no se lastiman los erizos cuando copulan?


   Las espinas características del erizo son controladas a voluntad por él mismo; a la menor señal de alarma se encrespan, convirtiéndose en una eficaz e infranqueable barrera defensiva, cuyo más simple roce pro­voca un intenso dolor. Su capacidad de moverlas a voluntad posibilita que los erizos desarrollen diferentes comportamientos, entre los que se incluyen el apareamiento y dar de mamar a sus crías. Imbricadas en el tejido cutáneo, pueden ponerlas de punta y replegarlas por completo.