La sociedad de las abejas

LA ABEJA REINA
HE aquí la abeja reina; se la reconoce por la mayor dimensión de su abdomen. Está poniendo hue­vos. Para efectuar esta operación la reina no pro­cede al azar sino que comienza siempre por el centro del panal; luego cambia de sitio, describiendo círculos con­céntricos y poniendo un huevo en cada celdilla. Así no ne­cesitará perder tiempo en busca de las que estén vacías ni tampoco pondrá dos huevos en la misma celdilla. Las abe­jas obreras que la rodean son sus servidoras inmediatas: la ayudan, la alimentan, la limpian, etc.

LA SOCIEDAD DE LAS ABEJAS
La colmena es la casa de las abejas. En ella habitan siem­pre alrededor de 50.000 ejemplares. Cuando los habitan­tes de la colmena suman una cantidad menor la familia experimenta graves penurias, y cae en el desorden porque sus miembros trabajadores no alcanzan a producir sufi­ciente alimento para nutrir las larvas, que nacen siempre en número considerable de los huevos puestos por la rei­na. En toda colmena hay una sola reina, un cierto núme­ro de machos, que se conocen con el nombre de zánganos, y un número mucho mayor de abejas obreras.

La reina es la única abeja capaz de poner huevos. Sue­le poner, por término medio, de 1.000 a 2.000 por día, de marzo a septiembre. Su vida alcanza de tres a cuatro años.

Los zánganos son los machos. Aun cuando pertenezcan a una familia muy numerosa raramente superan el mi­llar. No contribuyen con su trabajo a la vida de la col­mena, pero son igualmente alojados y alimentados por las obreras mientras dura la estación estival. Cuando llega el invierno, al hacerse más escaso el alimento, son exterminados totalmente por las abejas obreras.

Las obreras son abejas hembras que, a diferencia de reina, no son capaces de poner huevos. Constituyen el grupo más numeroso del enjambre; acarrean el polen y el néctar, fabrican la miel y producen la cera.
Su número es de cerca de 10.000 durante el invierno cuando no hay mucho trabajo en la colmena y el alimento almacenado en los panales es escaso, mientras que durante el verano, cuando el alimento es abundante y hacen falta muchos trabajadores, suelen reunirse hasta 80.000 y 100.000. La vida de las obreras es mucho más breve que la de la reina: durante el verano suelen vivír sólo unas cinco semanas, luego mueren agotadas por el excesivo trabajo; en cambio durante el reposo invernal su existencia se prolonga hasta cinco y seis meses.