Los niños y los gatos


Si alguien tiene niños pequeños debe explicarles que un gato no es un juguete. El contacto entre el niño y el gato es diferente que con un perro. Los gatos no son tan pacientes y pueden arañar a quien los molesta. El niño debe esta consciente de este hecho. Si alguien tira de la cola del animal o grita intempestivamente el gato puede asustarse y usar dientes y garras como respuesta.

Tenemos que recordar que los niños pequeños deben estar siempre bajo la supervisión de los padres cuando aquellos juegan con las mascotas. Si el gato no es agresivo, puede adaptarse mejor al modo del niño. Es un hecho bien conocido que los niños que crecen entre gatos son más sensibles. Por lo tanto, no podemos prohibir el contacto de niños con los animales.

La amistad entre el niño y el gato puede durar muchos años y para los jóvenes puede convertirse en una
experiencia importante.