¿Por qué la piel del turón es poco apreciada?

   El turón es un mamífero dotado de una forma muy peculiar de defenderse. Pariente cercano de la marta y la garduña, este mustélido emite un olor nauseabundo, producido por unas glándulas anales especiales y que le sirve tanto para defenderse como para protegerse. Lo malo es que el hedor sigue im­pregnando el pelaje del animal in­cluso después de haberlo sometido a distintos procesos. Esta es la ra­zón por la que su piel, muy suave, no es demasiado apreciada. Sin embargo, este animal es objeto de una persecución despiadada, por ser de índole sanguinaria y feroz y tener la costumbre de introducirse en las granjas, degollando aves de corral y conejos. En invierno esta­blece su morada cerca de los corra­les, ocultándose debajo de los rime­ros de leña o en las cavidades de los árboles.
   Si no tuviera esta mala costumbre, el turón podría ser considerado un animal muy beneficioso para la agricultura. Es ágil y flexible, y durante sus emboscadas nocturnas destru­ye gran cantidad de roedores, no vacilando en atacar a la víbora.